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Comprar a granel

¿Por dónde empiezo? ¿Qué necesito? ¿Voy a gastar más dinero? ¿Dónde puedo comprar a granel?

Estas son las preguntas que más se repiten cuando queremos empezar nuestras compras a granel.

No te agobies. Ni intentes hacerlo todo perfecto desde el primer día.

Aquí no vamos a enseñarte la fórmula mágica. Vamos a darte pautas para que la transición sea mucho más fácil. Siempre teniendo en cuenta que la situación socio económica de las personas es muy variada.

En este artículo te vamos a compartir los trucos, consejos y lugares que a nosotras nos sirven para comprar sin envases.

Porque todas y todos hemos empezado alguna vez, ¿te dejas guiar por nosotras?.

¿Cómo comprar a granel?

Comprar a granel es un acto que transforma el planeta. No se trata de cambiar de tienda, se trata de cambiar la manera en la que adquieres alimentos.

Estos conceptos son muy bonitos y necesarios. Pero sabemos que no es fácil cambiar nuestros hábitos.
Por eso, lo primero que te pedimos, es que no te agobies ni te presiones.

Para que los cambios sean efectivos, lo mejor es que te lo tomes con calma.
Si intentas hacerlo de golpe, te sentirás frustrada o frustrado y acabarás abandonando.

Primeros pasos, pequeños grandes gestos.

Como primer paso para iniciarte en el mundillo de las compras a granel, ponte la siguiente frase por bandera: no sin mi bolsa.

Nunca, nunca jamás salgas a comprar sin llevar una bolsa. Reutilizable o no, las que tengas.
Como las de esa montaña de bolsas que todas hemos acumulado debajo del fregadero, en algún cajón. O la mítica “bolsa de las bolsas”.

Lleva una bolsa contigo para no tener que coger en las tiendas donde vayas a comprar.

Déjalas por todas partes, no te cortes: en el coche, en los bolsillos de los abrigos, en el bolso, en el maletín del trabajo, al lado de donde dejes las llaves del coche…

Imaginación e ingenio al poder.

La despensa, punto estratégico en tus compras a granel

Cuando pensamos en realizar el cambio y comenzar a comprar a granel, lo primero que se nos viene a la cabeza es comprar. Lógico.

Pero la despensa juega un papel fundamental, que iremos viendo a lo largo del artículo. Es el rincón de tu casa donde más vas a notar el cambio.

Despensa ordenada, mejores decisiones

Despensa de alimentos ordenada
Photo by Muradi on Unsplash

Haz el siguiente ejercicio: ve a tu despensa y fíjate cuántas bolsitas y paquetes abiertos tienes de legumbres, pasta, frutos secos… ¿Te imaginas tener todo eso ordenado y saber exactamente cuánto tienes de cada producto? De un simple vistazo.

Pues a eso llegaremos. Por ahora, durante las próximas semanas, intenta gastar todos esos paquetes.
Cada vez que gastes un producto, sustitúyelo por su versión a granel.

¿Y ahora dónde guardo lo que he comprado sin envases?

Aquí viene otro de los cambios en tu despensa: colocar tus alimentos a granel.

En primer lugar, recurre a lo que tengas en casa.

Pondremos en práctica una de las famosas tres “R” – reutilizar, reducir, reciclar – .
En este caso será “Reutilizar”.

Usa lo que tengas a mano. Según se vaya deteriorando, o poco a poco, sustituye los envases por otros hechos de materiales sostenibles y sanos.

Ideas de envases para guardar tus alimentos a granel

Te damos algunas ideas para que guardes los alimentos a granel en tu despensa.
Todas las ideas son con materiales o envases reutilizados.

  • Tarros de vidrio reutilizados: mermeladas, legumbres cocidas, verduras, salsa de tomate… Es la forma más fácil de comenzar a almacenar en vidrio. Si tu no tienes, pregunta a tu entorno, ¡seguro que alguien puede guardarte unos botes!.
  • Tupper: todas y todos tenemos los famosos tupper por casa. Ya sea que los hemos comprado o “esos que se pierden cuando mamá nos pasa sus ricas comidas caseras”.
    Utilízalos solo para productos secos, nunca húmedos.
  • Brick o cartones de zumo/leche: recortando la parte de arriba, podemos hacernos un buen envase para legumbres a granel o pastas a granel.
  • Latas de galletas: las míticas latas de galletas que tantos disgustos nos han dado, al abrirlas y estar rellenas de agujas e hilos.

Practicando en la zona de confort

Te aconsejamos que comiences tu andadura a granel en tus tiendas habituales. No importa si es un hipermercado, supermercado o la tienda de tu barrio o pueblo.

Pierde el miedo y la vergüenza a hacer las cosas de manera diferente. Hasta te diremos que te vas a sorprender, ya hay muchos comercios concienciados y acostumbrados a que vayamos a comprar a granel.

Comienza desembolsando la fruta y verdura: compra a granel y no en envases. Y yendo un paso mas allá, pega las pegatinas encima de tus productos y échalos a tus bolsas directamente.
Si son muchas piezas de la misma fruta o verdura, pégasela a una y avísalo en caja cuando vayas a pagar.

Otro consejo es que vayas cambiando, dentro de tu territorio de compras, unas tiendas por otras.
Es mucho más fácil comprar a granel frutas, verduras, carnes o embutidos en las tiendas especializadas de tu barrio.
El trato es mucho más cercano y comprensivo.

Además, estarás contribuyendo a mejorar la economía social de tu entorno, favoreciendo a los pequeños negocios. Tus vecinas y vecinos.

¿Qué envases llevo para comprar a granel?

Un punto importante es la planificación de los envases que vas a utilizar para tus compras a granel.
No siempre van a ser verduras o fruta. Puede ser carne, fiambre, pescado o legumbres a granel, pastas, harinas…

Cargar en tus bolsas montones de envases puede ser un engorro y pesar demasiado. No es práctico ir por la calle con las bolsas cargadas de los tarros de cristal que utilizas para guardar tus alimentos en la despensa.
Corres el riesgo de que se rompan.
Y de parecer un sonajero andante con el «clin clin» de los tarros chocando entre si.

Bromas a parte, estas son algunas opciones para transportar los alimentos:

  • Bolsas de tela: pueden ser compradas o hechas por ti. Ya depende de la maña de cada una.
  • Saquitos de algodón orgánico: son muchos los establecimientos que venden esta opción. Fáciles de lavar y reutilizables.
  • Bolsas de malla mosquitera: otra opción para productos como frutas o verduras.
  • Tupper: en caso de comprar carne a granel, pescado, encurtidos o todo aquello que sea húmedo, deberás llevar unos tupper. Acuérdate de pedir que te taren el envase. Así no te cobrarán el peso del mismo.

Tiendas a granel, el siguiente nivel.

Las tiendas a granel son el lugar ideal para comprar sin envases.
Pero eso no es todo, los mercados, tanto de agricultores como las plazas de abastos, son también lugares estupendos para comprar a granel.

Cada vez en más lugares están abriendo establecimientos de alimentos a granel. O tiendas ya existentes se están adaptando.
El mensaje del zero waste y las compras sin residuos van calando, aunque nos resistimos a llamarlo «moda» , como se escucha frecuentemente.
Nos quedamos con esta frase de nuestra amiga Coro, de la tienda Quinoa a Granel, en Tenerife.

Imagen de la tienda Quinoa de Tejina, Tenerife.

Los productos a granel no son una moda ni un negocio. Son una necesidad vital.

Encuentra tu tienda

Las tiendas de productos ecológicos o los herbolarios son buenos lugares para realizar tus compras a granel. Suelen tener un buen surtido de productos: desde pastas o legumbres, pasando por azúcar, harinas o hasta jabón a granel.

En el mapa de EcoVeo puedes encontrar tus tiendas ecológicas más cercanas.

Photo by Megan Markham on Unsplash

Otro lugar donde buscar tiendas a granel es el mapeo que han hecho Patri y Fer, del blog Vivir sin Plástico.

Motivos para comprar a granel

Por si necesitas un refuerzo para animarte a entrar en el mundillo de las compras a granel, te dejamos una buena lista de motivos para que lo hagas.

  • Reduces los envases de los productos que consumes. Cuidamos el planeta.
  • Ahorras: compras solo la cantidad de productos que necesitas.
  • Desperdicio cero: compras o que necesitas, por lo que no tiras nada!.
  • Comprando en mercadillos de productoras fomentas una economía sana y justa en tu entorno. Apoyas el desarrollo de una soberanía alimentaria.
  • Contacto más directo con nuestros alimentos. Al comprar sin envases, somos más conscientes de cómo son los alimentos, sus texturas, formas, aromas o calidad.
  • Ayudas al comercio de barrio cada vez que compras en establecimientos pequeños de tu barrio, donde además, entenderán tu filosofía mucho mejor que los grandes hipermercados.
Photo-by-Jasmin-Sessler-on-Unsplash

Podríamos darte mil motivos más, ¡pero queremos que tú los descubras!
El camino de consumir de manera más responsable, es muy bonito. Te aseguramos que no te vas a arrepentir.

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Obradores Compartidos por la soberanía alimentaria

Te presentamos los obradores compartidos como una herramienta de futuro por la soberanía alimentaria.
Con ellos se fomenta la agricultura local y sostenible. Ayudan a generar autoempleo y fijar población en zonas rurales. Se elaboran alimentos más sanos y accesibles.

En este artículo te enseñamos qué es un obrador compartido, una opción sostenible de producción de alimentos.
Conocerás cómo funcionan, los productos que puedes elaborar. También te mostramos algunos proyectos que ya están en marcha.

¿Te quedas a conocer qué son los obradores compartidos?

¿Pero…qué es un obrador compartido?

Un obrador compartido es un espacio donde varias personas o empresas pueden preparar sus elaboraciones para sacarlas al mercado con un registro sanitario. Un espacio donde poder transformar productos, bajo el amparo de un registro sanitario, pero sin necesidad de tener instalaciones propias.

Photo by Jorge Zapata on Unsplash

Recibe diferentes nombres: obrador compartido, cocina municipal, obrador comunitario, obrador municipal..

En la actualidad, para poder realizar tareas de transformado de productos primarios (mermeladas, conservas, quesos, derivados cárnicos, etc.) son necesarias unas instalaciones y unos procesos higiénico-sanitarios controlados bajo una normativa. 

Dichas instalaciones deben tener una construcción concreta y maquinaria adecuada a la normativa, con el coste lógico que esto conlleva. 

Muchas personas no pueden hacer frente a una inversión de este calibre para comenzar su andadura de transformación alimentaria. En muchos casos, solo necesitarían las instalaciones para momentos puntuales del año. No compensa invertir en una infraestructura así para usarla durante un corto periodo de tiempo.

Es por estos motivos que han ido surgiendo a lo largo de la geografía española, los obradores compartidos. Son espacios que brindan la oportunidad de elaborar y transformar productos en momentos puntuales o a pequeña escala, sin tener unas instalaciones propias. Y cumpliendo la normativa sanitaria al estar amparados bajo un registro sanitario.
De esta manera, se podrían comercializar de manera legal todos los productos que salgan de estos obradores.

Los espacios compartidos del pasado

Si echamos la vista hacia atrás en el tiempo, y tampoco mucho, nuestras abuelas ya usaban sistemas similares a los obradores compartidos.
En muchos pueblos existían espacios compartidos para diferentes actividades: hornos comunitarios para cocer el pan, molinos harineros o almazaras para procesar las aceitunas y obtener aceite.

Amasando pan
Photo by Nadya Spetnitskaya on Unsplash

Había un sentido de compartir para generar beneficio para todos.
Se compartían espacios y herramientas, las nuevas generaciones aprendían sobre los haceres artesanos.
Se reforzaban los lazos como comunidad mediante estas jornadas de trabajo en espacios compartidos.

Dicho esto, no pretendemos idealizar el pasado ni la vida rural, que es satisfactoria pero dura, hay mucha faena.
Pretendemos recuperar este concepto de compartir, que se ha perdido a lo largo de los años, para desarrollar nuevas actividades adaptadas a nuestros tiempos.

¿Cómo funciona un obrador compartido?

El sistema es simple: se utiliza un espacio habilitado como obrador bajo un mismo registro sanitario.
En él se podrán hacer elaboraciones en base a ese registro sanitario.

Las personas que hagan sus elaboraciones allí deberán cumplir con todos los protocolos sanitarios y de buenas prácticas de producción.
Una vez hechos sus productos, los registrarán y dejarán el espacio libre, limpio y organizado para la siguiente persona.

Un obrador compartido podríamos decir que es una gran cocina donde cocinaremos por turnos.
Pero también es una poderosa herramienta de dinamización socio-económica rural.

El funcionamiento varía según las formas que hayamos elegido para organizarnos, lo que vayamos a elaborar, el espacio que utilicemos o la titularidad del obrador.

obradores compartidos

Usos del obrador: ¿qué podemos elaborar en ellos?

El obrador y sus usos dependerán del producto que queramos elaborar o transformar.
No serán iguales las instalaciones de una quesería que de una conservera de frutas.
Lo primero que debemos tener en cuenta es el producto que vamos a trabajar, así como las posibles vías de comercialización en el entorno y su viabilidad.

Para ponerte un ejemplo práctico: imagina que tienes una huerta en tu pueblo. Llega la temporada de tomates y las tomateras comienzan a producir, pero no tienes capacidad para comer todo lo que la huerta produce. Súmale que las matas de calabacín, las cebollas y las berenjenas llevan el mismo ritmo que el tomate.
Se te acaba de venir a la cabeza que este verano te vendría bien un ingreso extra para arreglar el tejado.

En tu pueblo hace poco que se abrió un obrador compartido. Piensas que podrías usar el excedente de tu huerta para ganar algo de dinero. Decides acudir al obrador para embotellar pisto, que te queda riquísimo, y venderlo en las tiendas locales o en el mercadillo de los sábados.
Sabes que acude mucha gente de la capital que apreciará tu pisto casero.

Tomates y albahaca
Photo by Dennis Klein on Unsplash

Este mismo ejemplo se puede usar con montones de hortalizas de la huerta y frutas.

Un obrador compartido puede ser una quesería, para fabricar quesos de la leche de tus ovejas, o un espacio donde elaborar productos cárnicos de pequeñas explotaciones ganaderas.

Obradores compartidos como herramienta para la dinamización rural

Vemos en los obradores compartidos una herramienta fundamental para el desarrollo de la economía y la vida en las zonas rurales. En esa España vaciada que pocas alternativas laborales tiene hoy en día.

Creando un sistema productivo alimentario en estos territorios, con herramientas accesibles a pequeños productores, se activarán todas las partes de la cadena alimentaria a nivel local.
Se crea riqueza a nivel económico, social y ambiental.

Así influye un obrador a su entorno

  • Desde la semilla: se fomenta el uso de semillas locales, en grave peligro de desaparecer, ya que son las variedades mejor adaptadas a sus terrenos. Se fomenta la ganadería extensiva, tan importante para los territorios.
  • Trabajo en el campo: trabajar la tierra y apostar por la agroecología y la ganadería extensiva, generará una riqueza en los suelos. Esto repercutirá a los cultivos, al medio y generará trabajo de agricultura.
  • Transformación: gracias a los obradores compartidos, los productos de las huertas locales o pequeñas ganaderías podrán ser transformados para su comercialización. Puede ser para vivir todo el año de la venta de esos productos o como ingresos puntuales por excedentes de la huerta.
  • Mercados y comercios: se formentará la economía local y el acceso a la población a productos de temporada, proximidad y sanos.
  • Comedores escolares: con un espacio donde elaborar platos preparados, se puede dar un servicio de comedor a escuelas de la región. Se ofertará comida sana y de proximidad.
Bote de mermelada
Photo by Markus Avila on Unsplash

Los obradores compartidos dinamizan las economías de las zonas rurales, permitiendo la fijación de la población al tener una forma de generar ingresos.
En definitiva, poniendo en valor todos los aspectos que recoge la soberanía alimentaria

El papel de las administraciones públicas

La legislación sanitaria en materia de obradores compartidos y elaboraciones sanitarias a nivel europeo, contempla la posibilidad de los obradores compartidos.
Pese a que las normas sanitarias están legisladas desde una mirada de producción industrial, se ha dejado ese «hueco» de protección y adaptación de las normativas a la producción artesanal.

Se ha dejado en manos de cada región, la adaptación de las normas para la protección y la existencia de la producción artesanal. Cada territorio precisa de normas propias para el correcto desarrollo de las actividades.

El problema que suele surgir es que cuando tenemos que enfrentarnos al ente público. La persona de la administración pública a la cual tenemos que presentarle nuestro proyecto de obrador compartido, de la administración pública.
En muchas ocasiones, poco sabe o entiende sobre estos casos concretos que contempla la normativa.
Esto deriva en frustraciones, pues muchos proyectos se encuentran con un rotundo NO de entrada.

Por estos casos existen iniciativas, como la que desarrolla Cerai, del País Valencià. Con su experiencia, llevan a cabo formaciones itinerantes sobre creación de obradores compartidos.
Puedes conocerlas en su página web.

Recursos para abrir un obrador compartido

Para ayudarte a entender mejor los obradores compartidos, te dejamos el Manual de Obradores Compartidos.
Una guía imprescindible para saber por dónde comenzar.

La «Plataforma per la Sobirania Alimentària del País Valencià» ha creado un manual para obradores compartidos. Es un recurso maravilloso, que explica con todo detalle el funcionamiento de los obradores, la importancia que tienen y hablar de algunos proyectos en marcha.

Si quieres descargar el manual en PDF, puedes hacerlo pinchando aquí.


Si conoces algún proyecto de obrador compartido y quieres que lo incluyamos en el artículo, ¡contáctanos!

Comparte esta información. Que la idea de los obradores compartidos se conozca como una opción valida y valiosa para el mundo rural, la economía local y la agroecología.

Ánimate y expón tu punto de vista sobre obradores compartidos en nuestras redes sociales, siempre es muy enriquecedor escuchar opiniones y debatir.

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El ciclo del agua doméstica: de dónde viene y a dónde va

Desde que te has levantado hasta que has llegado a estas líneas que estas leyendo, ¿cuántas veces has hecho uso del agua?.

Piénsalo. Para beber, para asearte, quizá para cocinar, o para limpiar cacharros. ¿Regaste las plantas?.

Si te paras a reflexionar, a contar las veces que la usas a lo largo de un día, nos faltan dedos en las manos para contabilizar todos los usos que le hemos dado. El uso del agua doméstica es algo que tenemos tan integrado y dado por hecho en nuestro día a día que a penas le prestamos atención.

Y aquí viene el motivo de este artículo, ¿piensas a menudo en la calidad del agua que tomas? Porque siendo un elemento que entra en tu cuerpo a diario, supongo que te preocupas, o al menos estás segura o seguro, de que su calidad sea la óptima para tu salud.

Ahora te planeo otro punto de vista, ¿piensas en algún momento en el agua de salida?. Es decir, esa que utilizamos y dejamos correr por los desagües. Con la que fregamos los platos, los suelos, con la que lavamos nuestro cuerpo, la que se va por el retrete… Pensamos mucho menos en ella, en ese agua de salida, en la calidad que dejamos correr cañerías abajo. Porque no es la que entra en nuestro cuerpo, la que contacta con nuestra comida. Es el deshecho que no vemos irse.

¿Pero sabes una cosa? Que siempre vuelve a ti, a mi, a tu vecina, a tus padre o madre, a tus plantas, a tu comida, a tu lluvia. El agua es un ciclo.

Con este artículo queremos enseñarte a que seas plenamente consciente del ciclo del agua, de los usos que le damos y cómo la tratamos.

También te daremos consejos para que tu agua de salida sea lo más limpia posible y libre de tóxicos para el medio ambiente, para que vuelva a ti completamente limpia.

AGUA DOMÉSTICA, EL AGUA DE ENTRADA ¿CÓMO Y DE DÓNDE VIENE?

El agua que llega a nuestros hogares proviene de pozos, de embalses y ríos, o de agua de mar desalada, en el caso de algunos territorios insulares.

Ese agua captada mediante los recursos que acabamos de enumerar, se conduce a plantas de tratamiento de aguas. Allí se filtran posibles impurezas para posteriormente ser desinfectada mediante cloro.

Aquí tenemos el primer elemento químico externo agregado a nuestra agua.

Pero, ¿por qué?.

Tratamiento del agua doméstica

Si hablamos de las aguas de entrada en zonas metropolitanas, no podemos evitar hablar de cloración. Estas aguas metropolitanas han podido tener más de un uso y recorren cientos de metros de tuberías antes de salir por tu grifo. El cloro es la forma en la que nos aseguran que el agua que estamos utilizando está libre de enfermedades, pues éste las elimina casi todas.

«Se dice que la penicilina y el cloro es lo que más vidas ha salvado en los últimos tiempos».

Sorpresa, el cloro es la menor de tus preocupaciones

Si nos atenemos a la normativa sanitaria del gobierno en cuanto a sustancias legales presentes en el agua doméstica, te sorprendería saber que hay nada más y nada menos que 13 sustancias permitidas en nuestra agua del grifo, como las siguientes:conservantes, antioxidantes, colorantes, suavizantes, estabilizantes, saborizantes, emulsionantes, insecticidas, herbicidas, fungicidas, metales pesados, restos de medicamentos, gases…

Y aquí es donde te das cuenta que el cloro, que tanto se habla, es de lo mejor que te puede pasar en tu agua -ojo, no estamos a favor del cloro en el agua, solo plasmamos de forma objetiva el por qué de su uso. Por nosotras, ¡mejor una vida sin cloro!-.

EL AGUA DE SALIDA, ¿DÓNDE VA Y EN QUÉ CONDICIONES?

La gran mayoría del agua que desaparece por las cañerías de tu casa tiene un destino: las depuradoras. En el mejor de los casos, porque cada vez tenemos conocimiento de más casos en el que los ayuntamientos deciden «desenchufar» las depuradoras y dejar que todos nuestros detritus corran libres por los ríos y mares. El agua de salida JAMÁS debería campar a sus anchas de vuelta a la naturaleza sin haber sido tratada antes. Y menos en las condiciones en las que la dejamos.

Tratamiento del agua de salida

El agua que se va por nuestras cañerías acaba en el sistema de alcantarillado. Y ahí comienza un viaje hasta las depuradoras, donde será tratada para devolverla al medio natural, reutilizarla en el sector agrícola o darle otros usos, como la limpieza de calles.

Una vez ha llegado a la depuradora, pasa por un sistema de filtrado y tratamiendo fisico-químico, con el fin de eliminar impurezas y agentes contaminantes. Aquí es donde debemos tener en cuenta que las depuradoras no pueden eliminar todos los agentes contaminantes del agua. Es por ello que debemos tener especial cuidado en el uso que le damos al agua, pues estamos devolviendo a la naturaleza, aguas contaminadas continuamente.

CONSEJOS PARA UN USO RESPONSABLE Y LIMPIO DEL AGUA

Puedes y debes poner de tu parte para procurar dejar un agua de salida lo más limpia posible. Y es fácil, solo debes cambiar ciertos hábitos y productos que utilizas en tu día a día.

Te animamos a que lo hagas con estos consejos:

  • Utiliza champús y geles biodegradables: los productos que utilizamos para el aseo diario contienen una gran cantidad de agentes nocivos para el medio ambiente. Y para ti. Puedes probar a utilizar champús y geles de baño biodegradables. No tengas miedo al cambio, son igual de efectivos.
  • Cambia el detergente para los platos: los productos que utilizamos para lavar los platos son altamente contaminantes. Puedes pasarte a las opciones biodegradables, que limpian igual, hacen espuma y son completamente respetuosas con el medio ambiente.
  • Utiliza jabón biodegradable para la lavadora: hay muchas opciones para no tener que usar el detergente convencional. Los detergentes habituales son bastante nocivos para el medio ambiente y agresivos con nuestra piel.
  • No tires aceite usado por el fregadero: para deshacerte del aceite usado, incluso el de las latas de conserva, puedes almacenarlo y llevarlo a un punto de reciclaje de aceite. Pregunta a tu entorno, seguro que alguien lo utiliza para hacer jabón casero.

Cuida el ciclo del agua

En conclusión: el agua es un ciclo. Si la tratamos mal en alguno de los puntos del ciclo, acabará llegándonos a nosotros.

Somos parte del ecosistema, en el que el agua juega un papel fundamental para la vida. Mantengámosla lo más limpia y respetada posible.

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Soberanía Alimentaria: el futuro más lógico

Estamos viviendo una época de cambio social y económico que se está comenzando a basar, principalmente, en la sostenibilidad.

Estamos diciendo ‘basta ya’ a los plásticos, al usar y tirar, a las energías fósiles, a los alimentos contaminados por tóxicos…

En este artículo te vamos a presentar un término del que se debería escuchar más hablar, que es la soberanía alimentaria.

Te explicamos qué es y por qué es tan importante para el desarrollo sostenible de la agricultura y los derechos sociales.

Un argumento válido y vital para cualquier pueblo del mundo. 

¿Qué es la soberanía alimentaria? 

Soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica, y su derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo.

Esta definición fue recogida en el Foro para la Soberanía Alimentaria de Sénlingué, celebrado en Mali en el año 2007. A este foro se le puso el nombre de Nyélení en honor una campesina maliense. Ella trabajó en pro de la sostenibilidad y la innovación para alimentar a su pueblo.

¿Por qué es tan importante comenzar a aplicar la soberanía alimentaria?

La soberanía alimentaria es un concepto muy rico en matices, todos ellos velando siempre por un sistema agroalimentario libre, sostenible y socialmente justo.

Es la vuelta a conectar con la tierra, a respetarla, a vivir conjuntamente con ella, no contra ella.

El principio de soberanía alimentaria coloca a las personas productoras de los alimentos, a los consumidores y distribuidores en el centro del sistema y las políticas alimentarias, por encima de lo que los mercados y la economía exige.

Te vamos a resumir los conceptos más importantes de la soberanía alimentaria, para que te hagas una idea global de lo necesario que es aplicar este principio para mejorar la sostenibilidad del planeta, nuestra salud y la economía social.

La soberanía alimentaria lucha por: 

  • El derecho a decidir nuestras propias políticas alimentarias, no dejarlas en manos de las grandes industrias.
  • Poder tener acceso a alimentos de calidad, nutritivos, asequibles y culturalmente apropiados.
  • Permitir que los pueblos vivan en sus territorios, cultivando sus tierras con dignidad.
  • Que sea reconocida como un derecho universal y fundamental.
  • Que se pueda conservar y rehabilitar los entornos rurales, zonas pesqueras, los paisajes y los alimentos tradicionales, basándose en una gestión sostenible de la tierra, del suelo, el agua, las semillas, el ganado y biodiversidad.
  • Que exista una verdadera reforma agraria, que permita al los campesinos mantener sus tierras, a los ganaderos criar sus animales, a los pescadores ejercer su pesca. Que acerque a productores y consumidores, para que el reparto de la economía que genera sea lo más justo posible para todas y todos.
  • Que se cuide y respete la tierra, fomentando los cultivos nativos, la producción agroalimentaria tradicional y sana para cada territorio.

Acciones que puedes llevar a cabo para fomentar la soberanía alimentaria 

No tenemos por qué esperar a que sea de obligado cumplimiento en los sistemas agroalimentarios la soberanía alimentaria. En las acciones del a día podemos realizar pequeños gestos para luchar por nuestra cuenta.

Cuando compres, fíjate en el origen de los productos. Intenta comprar siempre los más cercanos a ti. 

Procura comprar alimentos de temporada.

Si conoces algún mercado de agricultores, intenta ir a comprar allí algunas cosas, estarás pagándole directamente al productor. 

En vacaciones, visita alguna explotación agroalimentaria: granjas, queserías, huertas, etc… Nada como estar en contacto con el origen de nuestros alimentos para tomar conciencia.

Lucha por la sostenibilidad a través de la soberanía alimentaria 

En España tenemos la suerte de poder comer tres veces al día. Una acción que desencadena muchos efectos a nuestro alrededor, que pueden ser buenos o malos, según estemos gestionando los modelos de producción agroalimentaria. 

Puesto que cada uno y una de nosotras tenemos una situación socio económica diferente, no podemos ser perfectos al 100% en la aplicación del principio de soberanía alimentaria en nuestro día a día, pero un gesto siempre es menos que nada. Un gesto multiplicado por millones de personas, es una revolución.

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Bombas de Semillas: un arma de creación masiva

Bajo esta apariencia de inocente pelotilla de barro, se encuentra nada más y nada menos que una de las armas más poderosas del mundo.

A lo largo de este artículo te contaremos todo sobre qué son las bombas de semillas, para qué utilizarlas, cómo hacerlas y cómo usarlas con responsabilidad. 

¿Qué son las bombas de semillas?

Con un nombre tan guerrillero, no podemos decir si no que las bombas de semillas son el arma perfecta para organizar una guerra en pro de la soberanía alimentaria. 

Estas bolitas, compuestas principalmente de arcilla, guardan en su interior semillas. 

Hoy en día, cuando hablamos de bombas de semillas, no podemos evitar nombrar al japonés Masanobu Fukuoka. Quizá te suene más el nombre de Nendo Dango – bombas de semillas en japonés -. Este biólogo japonés fue el precursor de las bombas de semillas.
Las desarrollo como un método de agricultura natural, que se rige por los siguientes principios de trabajo: 

  • No arar la tierra
  • No usar abonos ni fertilizantes
  • No usar pesticidas ni eliminar las malas hierbas
  • Realizar la siembra mediante bombas de semillas


Bola de arcilla con semillas germinando

¿Para qué sirven las bombas de semillas?

Podemos usarlas para atacar espacios públicos, lanzándolas en lugares en los que puedan germinar. 

¿Te imaginas ir soltando tus bombas de semillas camino al trabajo y, más adelante, ver cómo han ido germinando? 

También podemos usarlas para atacar ecosistemas que han sufrido incendios: podemos bombardear zonas a las que difícilmente podríamos llegar a pie, como riscos, laderas o barrancos.

Una vez lanzadas, la composición de las bombas de semillas permitirá a las semillas que viven en su interior, germinar.

Fukuoka consiguió convertir la ladera desertizada de una montaña en un huerto comestible, lanzando bombas de semillas.

Mora frutilla

Aprendamos a hacer bombas de semillas

Existen diversas formas de hacer bombas de semillas, aunque podemos sacar una conclusión clara: están formadas por arcilla, material orgánico y semillas.

Fukuoka recomendaba usar arcillas de origen volcánico, por ser ricas en hierro, pero podemos usar la tierra que tengamos en nuestra zona, si no tenemos acceso a arcilla o no queremos comprarla.

Para obtener el polvo para hacer arcilla bastaría con coger tierra y tamizarla con un tamiz tipo los de harina que usamos en casa. 

Prepara una superficie que no importe marchar o sea fácil de limpiar, así como ropa de trabajo, pues nos vamos a pringar un poco de barro.

Cómo hacer bombas de semillas

Gruipo de personas haciendo bolas de barro con semillas
Photo: Patrick Lydon

Ingredientes para tus bombas de semillas:

  • 5 partes de arcilla o polvo de arcilla 
  • 3 partes de materia orgánica (como el compost) 
  • 1 parte de semillas 
  • Agua

¡Manos a la obra!

1.- En una superficie colocamos el polvo de arcilla y el compost. Lo juntamos con las manos en seco.

2.- A la mezcla de arcilla y compost le vamos agregando agua con cuidado, hasta formar una masa moldeable. La textura tiene que ser de tal manera que si cogemos un pellizco de la masa podamos hacer bolitas individuales. Es decir, debe quedar una masa fácilmente moldeable.

3.- Ahora viene el paso de incorporar las semillas. Si son semillas pequeñitas, dejaremos nuestra masa plana sobre la superficie, le esparcimos unas cuantas semillas por encima y amasamos, como si hiciéramos pan, para que queden repartidas por toda la masa. Cuando esté bien amasado, vamos sacando pellizcos de masa para hacer bolitas pequeñas, más o menos del tamaño de canicas.

Si las semillas son grandes, haremos una bolita de barro alrededor de las semilla. Es decir, las recubriremos con nuestra masa de arcilla.

Conserva tus bombas de semillas

Puede ocurrir que no quieras utilizar tus bombas de semillas inmediatamente. Pues no te preocupes, siguiendo estas instrucciones podrás usarlas más adelante.

Todo lo que deberás hacer es dejar secar tus bombas: al sol o en casa, el caso es que estén en un sitio poco húmedo durante unas horas. Con el paso del tiempo verás que la bomba se va haciendo más y más dura, hasta llegar a quedarse casi como una piedra.

Una vez seca y dura, guárdala por un periodo no mayor a 2 años, en un lugar seco. Cuando decidas utilizarla, simplemente lánzala en un lugar donde sepas que le caerá algo de agua próximamente.

¡El resto del proceso lo completa la naturaleza con su sabiduría!

Germinacion curiosa planta

Modo de empleo: bombardea con responsabilidad.

Como comentábamos al principio, ahora puedes dedicarte a bombardear. Pero hazlo con responsabilidad: no vayas a tirar lechugas en un bosque endémico donde nada tienen que ver.
Cada cosa en su lugar. 

Si quieres bombardear lugares como solares o zonas urbanas, cerciórate de que las semillas que has usado son variedades locales. Lo mismo si vas a querer ayudar a repoblar una zona que haya sufrido incendios o degradaciones, utiliza flora autóctona.

Para la huerta, selecciona las semillas que más te interesen y sean fáciles de germinar. Por ejemplo: las leguminosas son buenas para fijar nitrógeno al suelo.

Estudia tu entorno, elabora un plan de semillas en función de lo que tus suelos necesitan.
Contacta con las redes de semillas locales para que te orienten sobre las variedades para bombardear.

Se creativa, no te limites a las hortalizas o frutales. Puedes bombardear con semillas de flores que se resiembren solas, con la idea de atraer polinizadores. 

Flores en un bosque

En definitiva, estudia tu entorno y sus necesidades. ¡Y a bombardear vida!
Comparte este artículo para que más personas conozcan esta maravillosa arma 🙂