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Mercados de proximidad en tiempos de COVID-19

Mercado de agricultores, mercado de productores, mercadillo de proximidad, mercado campesino, rastro de frutas y verduras…
Tiene múltiples formas de llamarse, pero todos significan lo mismo: productores, agricultores, panaderos, ganaderos, queseros o artesanos se reúnen periódicamente para venderte sus productos directamente, sin intermediarios. De sus manos a tus manos, de la huerta al plato.

Con este artículo vamos a poner sobre la mesa todas y cada una de las ventajas que tiene esta forma de comercialización, la de kilómetro cero, de proximidad.
Te contamos también cómo están viviendo las y los productores la crisis del COVID-19, por la prohibición en muchas regiones de realizar los mercados durante el estado de alarma, una clara violación de los derechos de soberanía alimentaria.

¿Te imaginas prohibir ser ecológico, sostenible y socialmente justo?

mercado de proximidad

En estos tiempos, que tanto se está hablando sobre sostenibilidad, huella de carbono, ecología, etc… no tendría sentido maltratar cualquier opción que fomente estas buenas prácticas -recordemos que tenemos un ministerio de Transición Ecológica-.


No tendría sentido prohibir mercados de proximidad, que nos ofrecen alimentos de temporada, de kilómetro cero, mucho más sostenibles que los que han recorriendo cientos y miles de kilómetros, que generan una economía local sana y justa.
No tendría sentido dejar a cientos de campesinas y campesinos con las manos llenas de productos, sin saber qué hacer con ellos, forzando no solo a tirarlos porque no hay salida, forzando sus economías familiares a encaminarse a un desastre.

Todos estos despropósitos, por los que no cabe si no echarnos las manos a la cabeza, están ocurriendo desde el comienzo de la crisis por el coronavirus.


Se han prohibido los mercados no sedentarios, de proximidad, en muchísimas partes de la geografía española, dejando en la estocada a cientos de familias, forzándonos a las consumidoras a ir a los supermercados e hipermercados, obviando por completo el derecho a elegir nuestra alimentación.
Con estas medidas se está apostando por un modelo agroalimentario industrializado, un modelo de comercialización injusto y abusivo, donde 4 personas se llenan los bolsillos, en lugar de repartir riqueza.
A pesar de tener las y los políticos la boca llena de palabras como «ecología», «sostenibilidad», «transición ecológica», «huella de carbono» y un largo etc.

Hablemos de seguridad sanitaria: mercados vs hipermercados

Una de las grandes preguntas que lanzamos a la sociedad, todas las organizaciones y personas que estamos haciendo públicas las demandas de apertura de los mercados no sedentarios, es la siguiente:
¿No es igual de seguro ir al mercado que al supermercado?
¿Acaso no se pueden mantener las distancias de seguridad y seguir los protocolos de higiene de la misma manera hipermercados que en mercados?
Imagina el posible escenario en tu cabeza y formula tus respuestas.

En este contexto, hablamos exclusivamente de seguridad sanitaria frente al coronavirus: cómo podemos mantener la distancia social entre personas dentro un escenario u otro, la higiene personal de manos, el uso de mascarillas, guantes, etc…

Veamos la comparativa de seguridad sanitaria entre mercados y supermercados:

MERCADOS NO SEDENTARIOS

– Productos directos del productor
al consumidor, sin intermediarios.

– Normalmente se celebran en
espacios abiertos.

– Los productos no se manipulan por
cientos de clientes, los maneja la persona
responsable del puesto.

– Los puestos están gestionados por los y las
propias productoras, que por ley tienen una alta formación higiénico-sanitaria.

SUPERMERCADOS E HIPERMERCADOS

– Productos que pasan por una larga cadena
de distribución, por lo tanto, por muchas manos.

– Son espacios cerrados.

– Los productos están expuestos a ser tocados por
la multitud de personas que acuden día a día.

– En estas superficies rotan durante el día múltiples empleadas y empleados, aumentando el riesgo de contagio.

mercado de proximidad

Un mercado de proximidad nos proporciona alimentos que van directos del campo al consumidor, que a penas pasan de manos en manos, reduciendo así el riesgo de contagio.
Los grandes supermercados nos ofrecen productos que han pasado por infinitas manos, tanto en la distribución como dentro de los establecimientos donde los adquirimos.

Seguramente habrás llegado a la conclusión que se puede aplicar un protocolo de seguridad sanitaria frente al COVID-19 tanto en grandes superficies como en mercados no sedentarios, adaptándose a las particularidades de cada uno, pero que por afluencia y modelo de distribución, los mercados nos ofrecen entornos sanitarios más seguros.

Seguridad sanitaria, pero…¿y la seguridad alimentaria?

mercado de proximidad

Hemos querido anteponer en este artículo, debido a la crisis actual, la seguridad sanitaria frente a la alimentaria.
Pero debemos hablar de ella, ya que la seguridad alimentaria es aquella que nos proporciona alimentos seguros.

¿Y si te dijese que los gobiernos que hemos tenido no están por la labor de proporcionarte los alimentos más seguros que pueda? ¿Que le está dando prioridad a alimentos que te están envenenando? ¿Que está dando prioridad a una forma de producción que provoca contaminación que te está enfermando?

En la carta que se envió al ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación el día 30 de marzo, reivindicando, entre otras cosas, que se permitiese la apertura de los mercados no sedentarios, se citaba un artículo dentro de las directrices marcadas por la Comisión Europea respecto a la crisis del COVID-19

Dice así: Directrices para medidas de gestión de fronteras para proteger la salud y garantizar la disponibilidad de bienes y de servicios esenciales (COVID19) – (2020/C 86 I/01) establece que se debe garantizar “…la cadena de suministro de productos esenciales como medicamentos, equipos médicos, productos alimentarios esenciales y perecederos y ganado.

Leyendo esta directriz, y viendo las prohibiciones de venta en mercadillos a un sector como el de las pequeñas explotaciones agroalimentarias familiares, nos damos cuenta del incumplimiento de la misma por parte del gobierno español.

Como cadena de suministro de alimentos a la población, solo se ha puesto la mirada en el modelo productivo y de distribución industrializado. No se han tenido en cuenta las pequeñas explotaciones, que nos proporcionan alimentos más seguros, nutritivos, de kilómetro cero, en muchas ocasiones ecológicos, socialmente justos y que permiten sobrevivir a las poblaciones rurales.

Ejemplos de gestión de mercados de proximidad
durante la crisis COVID-19

Para hacernos una idea de la visión general de los gobiernos respecto a fomentar una producción más sostenible y socialmente justa, os ponemos el ejemplo de gestión de los mercados en Euskadi.

El día 8 de abril, poco después de mandar la carta al ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el gobierno vasco decide prohibir los mercados no sedentarios.
Los y las baserritarras critican duramente la medida, realizando acciones de protesta por las redes sociales, mandando mensajes de ayuda, pues muchas familias quedarán sin su fuente de ingresos, así como miles de productos alimentarios no tendrán salida y se perderán.

Las protestas reciben respuesta: el gobierno de Euskadi propone que se vendan los productos a Eroski S.Coop. (Eroski) y Uvesco S.L. (BM) como única salida, dando una solución completamente sometida a las grandes corporaciones alimentarias. Las mismas que maltratan el sector agroalimentario apostando por modelos de producción destructivos y contaminantes.

Días mas tarde, gracias a la presión de múltiples protestas de baserritarras y colectivos afines a la causa, el gobierno de Euskadi decidió volver a permitir los mercados.

¿Qué pasa con las productoras sin sus mercados?

Los ingresos de muchas productoras que venden directamente en mercados no sedentarios o de proximidad, se han visto claramente mermados.

El sector ha lanzado, durante las semanas que llevamos de confinamiento, multitud de gritos de ayuda, que han tenido una respuesta muy positiva por parte de la población, pero no por parte del gobierno, que se limita a hacer rebotar el SOScampesinado de despacho en despacho.

Hemos visto como productoras de queso han alertado de no tener dónde colocar kilos y kilos de producto.
Agricultoras con las manos llenas de productos sanos y de temporada no han tenido salida para sus productos.
Las ganaderas de pequeñas explotaciones, que tanto ayudan a regenerar los campos en las regiones rurales, no tienen sitio para vender su producto.

En muchas ocasiones, los ingresos de pequeñas explotaciones productoras -ganaderas, agricultoras, elaboradoras, queseras…- , dependen casi por completo de los mercados de proximidad.

LOS MERCADOS Y LA DESESCALADA

Acabamos de conocer que la celebración de los mercados no sedentarios será posible desde la fase 2 de la desescalada, pero con restricciones: en la fase 2 sólo se podrá poner el 25% de los puestos, asegurar que se puede guardar una distancia de 6 metros entre puestos o el 100% de los puestos en un nuevo espacio que asegure esa separación de 6 metros entre puestos. En la fase 3, mismas condiciones pero el porcentaje de puestos permitidos en caso de no poder guardar 6 metros de distancia entre puesto y puesto, es el 50%.

En la fase 2 de la desescalada también se ha contemplado que se pueda acudir a terrazas de establecimientos de restauración y bar, con un aforo limitado.
El acceso a alimentos de proximidad, alimentos de primera necesidad, se ha metido en el mismo saco que las consideradas terrazas de ocio.

Del huerto al plato: alimentos de primera

mercado de proximidad

Concluimos este análisis de la situación de las pequeñas producciones agroalimentarias en tiempos de COVID-19 haciendo un llamamiento a la reflexión: si tenemos acceso a alimentos de primera, como son los ecológicos, los producidos a pequeña escala, respetando el medio en el que se desarrollan, ¿por qué los gobiernos nos empujan a consumir otros alimentos que no son tan seguros y respetuosos?

En tiempos de reflexión y acción frente a la crisis climática que estamos sufriendo, se sigue anteponiendo el modelo agroindustrializado frente a las opciones sostenibles.
El COVID-19 no puede ser una excusa para maltratar a un sector que, ya de por si, viene siendo maltratado hace muchos años.

Porque si podemos ir a súper, podemos ir al mercado.

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